jueves, 5 de marzo de 2009

Una confesión.

Te voy a confesar algo que no vas a creer,
que de pronto te sorprenda cuando lo sepas:
me gustan las galletas con te o con café,
me gustan las chiquitas y redondas,
las de formas, las inglesas y las alemanas.

Ahora que sabes mi gran secreto

puedo confesarte otras cosas:
me gustan las flores moradas
y las amarillas de los jardines,
y me las robo para verlas en tus manos
y sacarte una sonrisa,
lo siento, te dije mentiras,
si he acabado con cientos de jardines,

también he mentido,

cuando te dije que no trabajé en un circo,
y lo hice porque me avergonzaba
que supieras que era un triste payaso,
de esos que se les pintan lágrimas,
y tienen una flor marchita
en la cabeza a manera de sombrero,

otra cosa más, tengo miedo,

porque ya se me acabaron las ideas
para escribir y denunciar ante los ebrios,
los payasos, y la poesía que te intenté odiar,
pero nunca fue posible hacerlo,
y que al final tuve que sacarte de la caja negra
para recordar tus pasos entre los carros y el esmog.

4 comentarios:

  1. Tengo que admitirlo... palabras como estas... son inmejorables... pedro, que lindas... sigue así... dándonos motivos para leer...

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  2. buenas salenas!

    palabras fuertes y hermosas, como la agresividad de una flor.
    me gusto

    saludos

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  3. una mentira, dos hasta tres que mantengan la ilusión y las sonrisas es más prefiero escuchar las explicaciones del por qué se mintió y se entiende que se hizo por un buen motivo, mentiras que a la larga se convierten en confesiones; en cambio la verdad cruda y despiadada ...

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  4. Debo decirte Pedro que me ha gustado mucho esta poesía... Un abrazo ariadnesco

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