martes, 28 de diciembre de 2010
Torción
es más fácil renunciar a la fornicación
y al implacable vicio del alcohol y el cigarrillo,
que olvidar cómo usted en su éxodo
torció mi columna hasta el punto de sacar el tuétano
de mis huesos.
jueves, 29 de julio de 2010
lunes, 5 de julio de 2010
Calles
Ha estado fría, lenta, a ratos pálida,
incluso sórdida.
Me mezclo entre el aire
confuso de los buses atestados de gente,
y veo afuera de las ventanillas que no estás,
Te extraño y siento tú tristeza.
Irrefutable, incontrovertible:
He sabido que te quiero, que te puedo amar,
pues comparto tus pasos agrietados por la
angustia y el desánimo, y hago parte de mi esos
Senderos que transitas.
jueves, 3 de junio de 2010
Narraciones
Me gusta escribirte para saber que no me lees,
Me gusta escribirte para saber que no me entiendes,
Me gusta escribirte para comprender que no me escuchas,
Me gusta escribirte para saber que para ti es
Más importante lo oído que lo escrito,
Me gusta escribirte para confirmar
Que en ti lo oral no es impunidad
Sino diálogo.
domingo, 16 de mayo de 2010
Extrañeza
en ocasiones tampoco es suficiente
sentirte en las líneas de viejos telegramas,
ni tampoco es suficiente nombrarte.
jueves, 1 de abril de 2010
Amores imposibles
lunes, 22 de marzo de 2010
Soy feliz
Fui feliz por un instante
al dejar sobre el teclado
mis manosdesteñidas por el sol.
Fui feliz por un instante
al sentir mi cuerpo sudoroso sobre el tuyo.
Fui feliz al comprender que la felicidad
no era la recompensade la vida eterna,
sino el obrar de acuerdo a mi conciencia
y a la poca ética que dicen que tengo.
Fui feliz por creer tranquilamente
que eras una mujer en tú sexo y en tú género,
y que no eras una invención de la moda o de la anorexia.
Ahora, nuevamente, soy feliz por un instante,
pues sé que la infelicidad existe
como estado de amargura solloza.
domingo, 7 de febrero de 2010
No entiendo
¡putas!
¡a qué putas, con qué putas!
en qué momento mi vida:
algo suicida, espesa, intranquila,
se ha vuelto un pedazo de papel.
lunes, 4 de enero de 2010
GGG
“El mejor regalo de cumpleaños que me han dado, fue el día en que recibí galletas empacadas en papeles brillantes de seda”
He tomado una difícil decisión, probablemente sea un absurdo. Pero he decidido abandonar las galletas: las de vainilla, las inglesas, las acarameladas con coco, las que se bañan en azúcar pulverizada, las horneadas y doritas, e incluso, hasta las que estrellan pequeños bloquecitos de queso en su cubierta. Me he dicho que es un duelo difícil, que sólo recordar cómo se desprenden en mi lengua, y se deshacen empapadas por mi saliva, me revienta el estómago de desconsuelo. No puedo mentirme, las adoro, las gozo, hasta las insulto y las perdono toda vez que se han hecho tristes y viejas por el tiempo; las profano con café helado o caliente, con té, con agua, al medio día, en la tarde, en la madrugada…. Sin embargo, voy a dejarlas para no olvidar que ha sido lo único que no te has llevado de mí. Pero no te preocupes, no tienes que devolver nada.