Para Aidaluz, quien ha sabido vencer sus demonios…
Permitiré que las lozas de mi casa me conozcan,
Gozaré del té, las galletas, y el pan calientito
del desayuno y la merienda.
Haré de los días recetas espléndidas;
Jugaré a ser desquiciada y haré
de trozos de tela vieja y enmohecida, muñecas
esquizoides listas para sorprender a la vida.
Daré a conocer mi aberrante expresión
Cuando no pueda contar más de diez.
No negaré nunca más que los números
me odian y yo a ellos. También dejaré
saber que el frio no es mi aliado,
y que en ocasiones, no resisto las tardes de sol.
De vez en cuando no negaré que siempre
llevo a hurtadillas en mi cabeza,
frases inconexas y trágicas del futuro
cercano y lejano; ahora que ya sabes algo más,
¡Hasta pronto!
Bukowski o la pérdida del pudor
Hace 6 años
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