Los cantos negros suenan,
lágrimas, lamentos,
manos cubriendo el rostro,
vasos de agua; el féretro
impávido ocupa su lugar.
Dolor, sufrimiento, angustia.
El cuerpo ha dejado el mundo terreno;
el pechiche y su tamborero
anuncian su partida,
entre altares, cirios
y rezos.
Así como el Lumbalú se celebra,
he decido hacer mi propio
pregón, entre bailadoras
y sus movimientos de vientre,
para que mis recuerdos
sean sepultos con decoro.
Bukowski o la pérdida del pudor
Hace 6 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario