miércoles, 24 de junio de 2009

Huellas

Si las huellas que dejamos en un camino
fueran el recuerdo del pasado,
posiblemente, quizás, tal vez,
éstas serían un estupor para el presente que nos acecha,
en el cual nuestros ojos ciegos
aún permiten seguir viendo como en las montañas,
ocultos en la tierra,
persisten los huesos pútridos
de los que ya no volverán a casa.

martes, 23 de junio de 2009

No digo nada

No digo nada
Para que no me cuestiones,
No digo nada para que no preguntes
por las mujeres que he amado,

No digo nada para que no me preguntes
porque aún lloro por la muerte del que no tiene nombre,
no digo nada para que no ahuyentes de mi cabeza
las flores del cementerio y de las tumbas
olvidadas por la guerra,

No digo nada par que no sepas cuanto te amé
y te amaré.
No digo nada, no por el temor a ser desaparecido,
sino por el miedo a que tú me llores.

Y no digo nada para que sepas que
mi silencio lleva tú nombre guardado
en las palabras que no voy a decirte.

Sin título

Tus ojos redonditos me esculpieron en la noche.
En ellos adivino tus pasajes, tú vida y placeres.
Siempre les busco alguna fragancia,
y me deleita verlos llenos de risa.
Cándidos y expresivos cuando
algo te toma por sorpresa.
Ellos hablan de ti y por ti,
de tú voz, amores y desilusiones;
Me dicen cosas extrañas
de tú incontrolable adicción al té,
a las viandas sanas e integrales,
al obsceno placer
de pisar las hojas secas de los árboles
que caen en las avenidas,
del horror a las diminutas arañas,
del espanto que te produce
la muerte y la soledad.
Incluso, hay días que se asocian con el arco de tus cejas,
para exclamar que te tulles con
el frio que se apodera de tus patitas,
pero ello no importa,
pues siempre arremetes contra él,
en un conjuro de miles
de cobijas y calcetines,
que se acompañan
de una infusión.

viernes, 19 de junio de 2009

Un trato

La muerte se ha posado en mi espalda,
me ha perseguido obstinadamente,
me desnuda en mis secretos,
en mi pasado,
dulcemente me hace temblar,
no la desprecio, ni la odio, sólo la espero.
Sabe ella que es refugio del soñador
que no quiere volver a recordar y quiere olvidar.

Dulce amiga, compañera del pródigo,
del desposeído,
de las mujeres enjutas y bellas,
de los hombres piadosos
y escépticos,
amante fiel, ¿despreciada? No, más bien ignorada…
sentida por los amantes que ya no los son
y que han olvidado un amor.

Paciente, sincera y triste, porque escucha las penas
del poeta ebrio y melancólico que aún esparce
el humo del tabaco en su boca,
y que busca respuestas pero no las encuentra.

Dame una privanza, un tiempo más,
para poder
conquistar por el
delirio a mi amada que ya no oye,
pero no importa, pues insurrecto soy.

Sólo quiero
un trato y un tiempo más, así sea
para conquistar u olvidar.

lunes, 1 de junio de 2009

Agustino

Agustino ha roto sus cadenas,
el amo intentó detenerlo
con látigo, hierro y fuego, pero
no pudo hacerlo.

Agustino rompió en lágrimas,
su mujer y sus hijos hechos esclavos -por ser negros-
no pudieron huir.
Tendrá que volver de nuevo a la hacienda,
a cortar caña, a mirar los animales y alimentar
una vida que no es la suya,
sino la del conquistador,
la del poderoso blanco.

Ya han pasado varios años
desde que las cadenas se liberaron,
los cimarrones que huyeron han vencido,
su dialecto ha sido propagado junto con
las maracas, tambores, conunus y la marimba.

Sin embargo, los descendientes de Domingo Bioho,
de las tierras de Benin, Guinea, Costa de Oro…
Aún escalan paredes olvidadas,
en pueblos que viven entre sombras,
en casas de palos viejos, latas, y poco de agua dulce,

Y allí las voces que cantan
bullerengues, lumbalús,
currulaos y berejús,
tratan de resistir el olvido,
en medio de rones y tabacos,
encalambrando la memoria de aquellos
que creyeron, y aun creen,
que el negro no tiene alma.