martes, 27 de enero de 2009

La lluvia.

Cosas que se reacuerdan bajo la lluvia…

En algunas ocasiones las personas prefieren dejarse tocar por el agua que se vierte por las nubes, en otras oportunidades, casi siempre todos, prefieren tomar algo que los proteja, una sombrilla, un periódico viejo, una bolsa, una maleta de mano, etc.

Sin embargo cuando no se tiene nada a mano, las personas salen en desenfrenada carrera y tratan de ocultarse en cualquier sitio que les de techo. Pero en su huída, las pequeñas gotitas, como diría Cortazar, se estrellan contra el cuerpo del prófugo, y cuando menos este lo espera, toda su humilde humanidad ha sido empapada por completo.

Hay otros seres, que al ver que se aproxima un chaparrón, se sientan a espiar -bien sea por una ventana, o bajo un techo al aire libre- la lluvia hasta que ésta cese por completo. Dos cosas pueden presentarse para que se de este acto, uno por simple espera, y otro, por el deleite, casi inexplicable, de ver como cae la lluvia.

Sin embargo, hay otras personas más osadas que prefieren caminar mientras las gotas se desprenden de las nubes. No importa si la lluvia es ligera o fuerte, lo verdaderamente imprescindible, es que se pueda sentir como el agua se desliza por todo el cuerpo, claro está, que tal peripecia, en muchas ocasiones tiene un mayor disfrute si se ejecuta compañía del sexo contraio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario