miércoles, 21 de enero de 2009

Jueves 2 de octubre

Al final las palabras si fueron de despedida…

Como no recordar aquel jueves de madrugada, era la primera vez que no estabas. Sobre la cama miraba la ventana por la que apenas cruzaban las primeras mirlas para cantar la salida del sol.

Desde allí recordaba tu mirada rutilante y profunda, desde la cual podías escudriñar las almas de los demás, era para ti como un juego de alquimia, de pasiones sin límites, de amores desbordantes, y de deseo incontrolable.

Siempre vestida de sepulcro y de colores desvanecidos para siempre, miraba con arrogancia la vida y a todo aquel que pudiera vulnerar su fortaleza, que se montaba sobre la ironía y el sarcasmo, el rencor y la soberbia, el amor y la locura. Era todo ello un frenesí.

Cuantas cosas hubiera querido decir, pero al final no pude. Fue preferible dejarte ir como siempre quisiste, con la mirada hacia arriba, sabiendo que cada paso quedabas era un lenta despedida.

Así te fuiste aquel día. Fue como si cada parte de tu cuerpo viejo y cansado, hubiera orquestado su final, tu gran final hacia el fuego o la carroña, fue como una despedida lenta y vibrante, en la que decías hasta siempre sin el más mínimo reparo por lo vivido.

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