No sé si se puedan contar las horas desesperadas,
si los muertos puedan levantarse a las calles.
La tierra negra silenciosa arma mortajas;
escuetas fruslerías son todas estas cosas.
Temo, escondo, corro y callo,
que mal todo esto, mi poesía ya no pinta,
ni las palabras tienen pasajeros
a quien hablar.
Bukowski o la pérdida del pudor
Hace 6 años
sólo hablar a aquellos que leemos... no será suficiente... pero es...
ResponderEliminarLo mejor es hablar...
ResponderEliminar