No somos dos enemigos,
ni amigos, ni familiares.
No somos nada de eso.
No somos cantantes de música nacional,
no somos cuerdas estridentes de guitarras viejas,
no somos charcos opacos de agua,
tampoco somos fragancias de sudor.
No somos nada de eso.
Somos brisas fugases abandonadas a la intemperie,
somos un pedazo de recuerdo que no se quiere olvidar,
un pedazo de recuerdo vetusto que vaga por ahí,
en sigilosa melancolía.
Días de Pandemia
Hace 1 año
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