jueves, 1 de abril de 2010

Amores imposibles

Tremenda sorpresa me lleve ayer en la mañana, mi títere de papel se había fugado con la odiosa marioneta de Yepeto, con ese tal Pinocho que quiere ser un niño de verdad. Los vieron muy cogiditos de la mano, huyendo a toda carrera, porque una poderosa tormenta los perseguía con cientos de gototas apelmazadas. Si tan sólo hubieran esperado un momento, ella, mi títere de papel, la increíble hoja rayadita, habría cambiado su cuerpo por el vestido de tela que le confeccioné durante cuatro noches. Pero ya es un poco tarde, porque el hada de ese odioso pedazo de madera con hilos, no puede remendar el papel desleído por el agua.